El tema de actualidad estos días son las elecciones norteamericanas, y en Republica Independiente del Medio Ambiente queremos tratar este asunto desde una óptica diferente, es decir, desde la visión ecologista. Por eso presentaremos la importancia de la protección de la naturaleza en la política estadounidense.
El asunto medioambiental está dentro de los puntos importantes de los programas de los distintos partidos políticos, pero esto no se debe a una repentina concienciación de la clase política, más bien responde a la necesidad de conseguir votos. Dado que la sensibilización por la lucha contra el cambio climático ha calado primero en los ciudadanos, ahora los políticos deben responder a esa demanda si quieren llegar o mantenerse en el poder. En el caso de Estados Unidos no iban a ser menos, por eso últimamente tanto los demócratas como los republicanos han descubierto su importancia como llave para llegar a la Casa Blanca en las elecciones de 2008.
El triunfo demócrata acerca a EEUU al Protocolo de Kyoto
Entre los actores con más influencia en EEUU, no podemos olvidar la presencia del Partido Demócrata, que es el principal partido de la oposición. Este grupo político siempre se ha mostrado más abierto que el Partido Republicano a las propuestas en favor del medio ambiente, no obstante, cabe señalar que durante la presidencia del demócrata Bill Clinton tampoco se ratificó el Protocolo de Kyoto. Varios de los políticos que aspiran a suceder a Bush en la Casa Blanca miran las encuestas de opinión pública y observan que el cambio climático, la energía y la defensa de la naturaleza son temas que preocupan al electorado. De ahí, que últimamente se hayan sucedido las iniciativas de distintos políticos estadounidenses cuyo objetivo es el respaldo popular de su candidatura.
El senador demócrata John Biden, de Delaware presentó en enero de 2007 un proyecto que promueve el retorno de Estados Unidos al Protocolo de Kyoto, así expuso las razones de su iniciativa:
“El clima ha cambiado. Cambió fuera, donde el año que acaba de terminar fue el más cálido en Estados Unidos. Y cambió dentro, en el recinto del Senado, donde las causas y consecuencias del calentamiento global preocupan cada vez más a todos”. (John Biden)
Asimismo, la demócrata Hillary Clinton también hace hincapié en esa idea, afirma que “dadas las prueba científicas y las consecuencias del calentamiento, es necesario dar pasos para reducir las emisiones de dióxido de carbono y otros gases”.
La victoria de los demócratas en las pasadas elecciones legislativas del 7 de noviembre de 2006, ha supuesto un cambio dramático en la política medioambiental norteamericana. Los republicanos al perder el control de la Cámara de Representantes y del Senado ahora se ven obligados, hasta lo que queda de legislatura, a llevar a cabo una política de consenso. Media docena de leyes sobre el cambio climático circulan ahora por el Senado, a la espera de una resolución definitiva. Sobre todo se apuesta por la energía eólica y el uso de etanol para sustituir la gasolina.
Hay muchas propuestas sobre lo mismo, entre ellas la más conocida es la de Ley de McCain-Lieberman, sobre “Mayordomía del Clima”, que propone reducir las emisiones de carbón para el 2012 y reducir un 2% al año las emisiones hasta 2020. Es el proyecto más ambicioso, su objetivo es crear un mecanismo similar al Protocolo de Kyoto de topes de emisiones de carbono y que permita a las compañías comerciar derechos de polución. Este proyecto está co-patrocinado por el demócrata Barak Obama, senador de Illinois. Este proyecto es también interesante porque supone el consenso entre los dos partidos, ya que McCain es republicano y Lieberman y Obama demócratas. De hecho, McCain, a pesar de ser republicano, en la campaña presidencial de 2004 criticó la estrategia ambiental de la administración Bush al opinar que se perdía mucho tiempo en la investigación cuando lo que se necesitaba era la acción.
El 1 de noviembre de 2007, el Senado de EEUU aprobó una iniciativa sobre calentamiento global que supone el primer paso hacia una legislación que pueda imponer recortes obligatorios en los gases generadores del efecto de invernadero. Con una votación de cuatro contra tres, el subcomité del Senado sobre Calentamiento Global dio luz verde a este proyecto que limitaría el dióxido de carbono y otros gases del efecto invernadero emitidos por las refinerías, las fábricas y los combustibles de motores.
El presidente del subcomité, el senador John Lieberman, dijo que “la votación es potencialmente, un acontecimiento histórico que demuestra que Estados Unidos finalmente inició un combate serio contra la amenaza del calentamiento global desenfrenado.”
Dentro del Senado estadounidense encontramos posturas enfrentadas en torno al problema medio ambiental, pero las políticas sobre este tema están cambiando. No sólo por parte de los demócratas, que siempre han sido más favorables a las medidas para la mejora del medio ambiente, (con Al Gore a la cabeza) sino que esa postura también está brotando ahora entre los republicanos. ¿A qué se debe ese cambio de parecer? Es sobre todo debido a que el cambio climático también supone un tema relacionado con la seguridad del Estado, ya que implica importar petróleo de países con los que EEUU mantiene relaciones hostiles. (Latino América y Oriente Próximo)
En definitiva, el Congreso contempla varias leyes que podrían imponer una decisión a nivel nacional sobre este asunto y que acercan a EEUU más a las iniciativas de la ONU, como es el caso del Proyecto McCain-Lieberman, que supone la reducción drástica de los gases que contribuyen al calentamiento global. No obstante, estas propuestas siguen siendo inferiores a lo que propone el Protocolo de Kyoto.
Más información:
Véase los artículos “El cambio climático, un tema de campaña ineludible” de www.lanacion.com. (21 de enero de 2007)
"El Congreso de EEUU organiza un coloquio internacional sobre cambio climático ante la pasividad de Bush" (11 de febrero de 2007) El País.com
"Senado de EEUU aprueba una iniciativa sobre calentamiento global" (2 de noviembre de 2007) Xinhuanet.com
“Waking up and catching up” (25 de enero de 2007) Economist.com
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